Este articulo explora varias dimensiones de la espiritualidad que pueden ayudar a los profesionales de la salud en su trabajo diario
Adaptado de: Journal American Medical Association, JAMA. Dalle, A., & Sulmasy, D. (2021). Health Care Professionals’ Spirituality and COVID-19: Meaning, Compassion, Relationship. American Medical Association. doi:10.1001/jama.2021.16769.
La pandemia de COVID-19 ha sido extraordinariamente agotadora para los profesionales de la salud. El riesgo de exposición al SARS-CoV-2, la falta de equipos de protección personal, la inseguridad económica, la sobrecarga de trabajo, la falta de apoyo, la gran responsabilidad de las decisiones de triaje y la angustia causada por las desigualdades en el sistema de salud son algunos de los factores de estrés a los que se enfrentan los profesionales de la salud 1. Esta percepción es aun mas grave para los profesionales de países de altos ingresos que -ahora mas que en las ultimas décadas- están siendo testigos de un mayor numero de pacientes enfermos con síntomas graves (disnea, dolor, aislamiento) o en final de vida.
Ante estas circunstancias tan inusuales, el personal de salud necesita más que nunca cuidarse a sí mismo. Un recurso potencialmente poderoso del que disponen, aunque a menudo se pasa por alto, es su propia espiritualidad. Aunque cada vez hay más estudios que hablan sobre la espiritualidad de los pacientes, se ha escrito mucho menos sobre las necesidades espirituales del personal de la salud, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Este articulo explora varias dimensiones de la espiritualidad que pueden ayudar a los profesionales de la salud en su trabajo diario, incluyendo el cambio de perspectiva, la búsqueda de significado, la obtención de satisfacción en la compasión y la búsqueda de apoyo en las relaciones; también presenta recursos que pueden ayudarles en sus vidas profesionales y personales no sólo durante la pandemia de SARS-CoV-2 sino también a lo largo de sus carreras como sanadores.
Un cambio de perspectiva
Con los avances de la tecnología médica, los buenos resultados, como salvar vidas y curar enfermedades, se han convertido en algo tan rutinario que los profesionales de la salud podrían tener la tentación de imaginar que pueden desafiar incluso a la muerte, cubriéndose con el velo ilusorio del control sobre todos los aspectos de la biología. Sin embargo, con el COVID-19, esta ilusión ha sido sustituida por la realidad de que en los hospitales mueren más pacientes de lo habitual. Pero ¿significa esto que los profesionales de la salud están fallando?
Aunque a veces los profesionales de la salud piensen que es su deber esforzarse por obtener siempre resultados positivos, la pandemia de COVID-19 podría animarlos a centrarse más en el proceso de sanación de los pacientes, ofreciéndoles relaciones compasivas y atención, además de su experticia profesional. Quizá ahora más que nunca la medicina necesite redescubrir la humildad, consciente de que incluso en los mejores momentos algunos pacientes no pueden curarse sin importar lo que hagan los médicos.
Con esta perspectiva, aceptar la finitud humana con humildad centrándose en el proceso de sanación y no únicamente en los resultados, los médicos pueden hacer que su trabajo sea sostenible en tiempos de crisis, como lo es esta pandemia. Además, al adoptar esta perspectiva, los profesionales de la salud pueden empezar a redescubrir el significado espiritual de su trabajo y su vida diaria.2
Espiritualidad y significado
En 1995, la Organización Mundial de la Salud declaró que la espiritualidad es una dimensión importante de la calidad de vida de los pacientes.3 Quizá los profesionales de la salud puedan mejorar la calidad de sus propias vidas recurriendo a recursos espirituales cuando experimenten una sensación de falta de sentido, de pérdida de propósito y dirección y de vacío. Tal vez la confluencia de las tensiones provocadas por la tecnología, la pandemia, los acontecimientos medioambientales y la agitación política podría servir para centrar la atención de los profesionales de la salud en la experiencia común de percibir algo que está fuera de ellos, o dentro de ellos, pero que no es equivalente a ellos: una llamada a algo más allá de ellos mismos que puede ser satisfactoria y sostenible.4
La espiritualidad puede definirse como “un aspecto dinámico e intrínseco de la humanidad a través del cual las personas buscan el sentido último, el propósito y la trascendencia, y experimentan la relación con uno mismo, la familia, los demás, la comunidad, la sociedad, la naturaleza y lo significante o sagrado”. La espiritualidad se expresa a través de creencias, valores, tradiciones y prácticas”.5
Para muchas personas, la espiritualidad puede ayudarles a encontrar (o redescubrir) el sentido de la vida cuando se enfrentan a la enfermedad y a la muerte. La espiritualidad es importante no sólo para los pacientes, sino también para los profesionales de la salud, cuya espiritualidad puede influir en su práctica clínica clínica.6 La enfermedad y la muerte plantean, abiertamente o no, preguntas profundas sobre significado, valores y relaciones, estas son preguntas trascendentales que van más allá de lo que puede conocerse empíricamente.7 Los pacientes se enfrentan a estas preguntas, pero también los profesionales de la salud. ¿Por qué mis pacientes tienen que sufrir tanto dolor, luchar por respirar y morir aislados? “¿Cómo
¿Cómo puedo preservar su dignidad en circunstancias tan catastróficas? “¿Por qué experimento dolor real cada vez que muere un paciente? Estas preguntas podrían describirse como espirituales, independientemente de que la persona crea que hay una deidad o una respuesta trascendental a estas preguntas.
Aunque la muerte no puede evitarse, el deseo y la esperanza humana pueden ser más profundas que la muerte. La esperanza no es una predicción, sino la convicción de que los acontecimientos tendrán sentido sea cual sea el resultado. El objeto de la esperanza es, pues, una fuente de sentido, y ese sentido puede trascender los límites de la existencia humana finita, corpórea e individual. Lo contrario de la esperanza es la desesperación, pero la desesperación no es más que otro termino para referirse a la falta de sentido2. La esperanza de que exista un significado más allá de la enfermedad, el dolor y la angustia a los que se enfrentan diariamente los pacientes puede permitir a los profesionales de la salud continuar con su tarea de atender a los pacientes con enfermedades avanzadas y a los que están muriendo.
Compasión y relaciones
La atención de la salud requiere que los clínicos acompañen a las personas mientras experimentan el dolor, la angustia, el deterioro funcional y las dudas que resultan de las enfermedades y las lesiones. Los clínicos hacen un buen trabajo cuando proporcionan atención con empatía y compasión. La sanación requiere el reconocimiento de lo que el paciente está experimentando, junto con la empatía por él o ella, y la acción compasiva, incluso si esa acción es sólo estar presente en silencio, recordándole a los pacientes su dignidad intrínseca, su significado y su valor en medio de la dependencia y el miedo.4
La sanación, en su sentido más profundo, es el restablecimiento de todas las relaciones que la enfermedad perturba, no sólo las biológicas que afectan al cuerpo del paciente, sino también las que existen entre las personas que padecen la enfermedad y sus familias, sus comunidades, el orden natural y, para los creyentes, su Dios. 2
Uno de los temores más profundos del ser humano es el de morir solo. Los profesionales de la salud pueden ayudar a los pacientes a recuperar su propia humanidad estableciendo relaciones compasivas con ellos. Es a través de las relaciones genuinas con los pacientes, que los profesionales de la salud alcanzan su propia humanidad e identidad, encontrando el sentido de su profesión en el camino.
Recursos
Atender el bienestar del personal sanitario durante la COVID-19 se ha convertido en una emergencia de salud pública y una responsabilidad para la sociedad y sus instituciones sanitarias. Una plantilla de profesionales de la salud angustiados y desanimados supone un riesgo para todo el sistema.
Se puede apoyar a los profesionales de la salud de muchas maneras, por ejemplo, facilitándoles equipo de protección personal adecuado, expresándoles gratitud y ofreciéndoles apoyo psicológico.1 Sin embargo, es crucial que los profesionales de la salud tengan también la oportunidad de recibir apoyo espiritual.
Los profesionales de la salud tienen el deber de cuidarse a sí mismos, tomarse un tiempo a solas, regenerarse y (re)construirse. Precisamente cuando el tiempo parece faltar y el cansancio dificulta la motivación, los profesionales de la salud deben hacer algo por su propio bienestar.
Aunque otros pueden ayudar, la elección de buscar ayuda o ayudarse a sí mismo es una decisión individual. El bienestar individual, físico y espiritual, es siempre una búsqueda personal.
Aunque prácticas como el deporte, caminatas, el baile o la música pueden promover la salud física y psicológica, la literatura sugiere que la espiritualidad también puede proteger contra desafíos psicológicos, como la angustia o la insatisfacción laboral (i.e, agotamiento, burnout).8
Prácticas como la contemplación, la atención plena, la meditación, la oración, el yoga, el qigong o artes similares, además de aportar fuerza y salud al cuerpo, permiten a la persona despejar la mente, regular las emociones y reducir el estrés. Para algunas personas, la meditación y la oración son formas útiles de aquietar la mente y alcanzar la conciencia espiritual que está más allá del engañoso velo que nos hace creer que tenemos el control absoluto y somos autosuficientes. Incluso pasear por la naturaleza puede ser una práctica espiritual, que aporta a las personas un sentido de comunión con su entorno, de trascendencia y de comprensión de su esencia más profunda y una consciencia real de sí mismo.
Los profesionales de la salud identificaran los recursos apropiados para ellos, encontrando un camino de paz en medio de la tormenta, y quizás un sentido de fe en una presencia trascendente que les llama a servir a sus pacientes y los sostiene en esa labor.
Advertencias
La espiritualidad no es una panacea. A veces, la religión y la espiritualidad se asocian a una mayor agitación personal.9 Sin embargo, los profesionales de la salud que experimentan una lucha espiritual o religiosa tienen necesidades reales que podrían ser atendidas por profesionales de cuidado espiritual y otras formas de este tipo de apoyo.9 Además, el valor de la espiritualidad no es meramente instrumental. Lo que es verdaderamente trascendente no debería considerarse únicamente como un medio para reducir la angustia de los clínicos o promover mejores resultados en la atención sanitaria, sino que debería considerarse como algo intrínsecamente valioso.
Conclusiones
El COVID-19 ha expuesto a los profesionales de la salud a condiciones de trabajo extremas.
Tal vez algunas consideraciones espirituales simples, como el cambio de perspectiva y el cultivo del significado, la compasión y las relaciones, ayuden a los profesionales de la salud a sobrellevar las numerosas tensiones que ha provocado esta pandemia.
En tiempos de crisis, el personal de salud debe tener el valor de profundizar en su interior para encontrar su esencia, su núcleo. Quizás estos tiempos difíciles sean una oportunidad de desarrollo y crecimiento. La forma en que los profesionales de la salud actúen ahora consigo mismos, con sus pacientes y con los demás no sólo podría ayudar a determinar el curso de la pandemia, sino que también podría dar forma a la naturaleza de la atención sanitaria y de la sociedad que surgirá de esta crisis.10
REFERENCIAS
- Siddiqui I, Aurelio M, Gupta A, Blythe J, Khanji MY. COVID-19: causes of anxiety and wellbeing support needs of healthcare professionals in the UK: a cross-sectional survey. Clin Med (Lond). 2021;21(1):66-72. doi:10.7861/ clinmed.2020-0502
- Sulmasy DP.A Balm for Gilead: Meditations on Spirituality and the Healing Arts.GeorgetownUniversity Press; 2006.
- The World Health Organization Quality of Life assessment (WHOQOL): position paper from the World Health Organization.Soc Sci Med.1995;41(10): 1403-1409. doi:10.1016/0277-9536(95)00112-K
- Sulmasy DP.The Healer’s Calling: A Spirituality for Physicians and Other Health Care Professionals. Paulist Press; 1997.
- Puchalski CM, Vitillo R, Hull SK, Reller N. Improving the spiritual dimension of whole person care: reaching national and international consensus.J Palliat Med. 2014;17(6):642-656. doi:10.1089/jpm.2014.9427
- Curlin FA, Lantos JD, Roach CJ, Sellergren SA, Chin MH. Religious characteristics of US physicians: a national survey.J Gen Intern Med. 2005;20(7): 629-634. doi:10.1111/j.1525-1497.2005.0119.x
- Sulmasy DP. Spiritual issues in the care of dying patients: “…it’s okay between me and God”.JAMA. 2006;296(11):1385-1392. doi:10.1001/jama.296.11. 1385
- Gates R, Musick D, Greenawald M, Carter K, Bogue R, Penwell-Waines L. Evaluating the Burnout-Thriving Index in a multidisciplinary cohort at a large academic medical center.South Med J. 2019;112(4):199-204. doi:10.14423/SMJ. 0000000000000962
- King SD, Fitchett G, Murphy PE, et al. Spiritual or religious struggle in hematopoietic cell transplant survivors.Psychooncology. 2017;26(2):270-277. doi:10.1002/pon.4029
- Chew C, Ko D. Medical ethics in the era of COVID-19: now and the future.Respirology.2020; 25(10):1033-1034. doi:10.1111/resp.13927
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